Muchas veces nuestra vida es como esa obra de teatro o esa película de la cual somos los protagonistas principales.
Si cada vez que alguna parte del guión o algún diálogo de los personajes nos da miedo, o creemos que puede hacernos daño, chillamos y pataleamos, y se detiene la obra o filmación por nuestras quejas y descontento...y puede que la obra/película nunca acabe de llegar al desenlace deseado.
Detenemos la creación, solo porque creemos saber mejor de qué va esta escena o la obra/película completa...en lugar de librarnos al misterio de lo que sucede o del proceso de la vida, en lugar de ser curiosos y seguir con entusiasmo el hilo que une nuestros días...
Apretamos el interruptor de pánico tantas veces, que nuestra vida parece puro ruido.
Gritamos, pataleamos, echamos culpas, TENEMOS MIEDO, porque no confiamos en la Vida.
No confiamos en nosotros.
Creemos que sea lo que sea que vaya a suceder no podremos con ello, que nos aplastara, sin mas. Y entonces estaremos acabados.
Si confiáramos en nuestro don de alquimistas, esa habilidad innata que llevamos dentro desde siempre, entonces, ENTONCES, nos divertiríamos con cada situación que llega a nosotros, simplemente porque cada una de ellas representaría una nueva oportunidad de jugar a cambiar el color de las cosas, a transformar y transmutar el material que conforma nuestros días, nuestras horas, cada instante...ese final conocido, o ese acontecer definido o preestablecido y repetido hasta el cansancio.
Entonces, crearíamos nuevas formas, nuevos modos de hacer las cosas, a nuestra manera, en consonancia con nuestra alma; y disfrutaríamos de descubrir cual es esa Vida que existe en nuestro interior y puja por salir...al Sol.
Aprender este Arte, es mi mayor deseo...
para mi y para todos los que resuenen con él.
Buen final de Domingo. Buen comienzo de semana.
De corazón
Gaby
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