Originariamente existían hacia Roma tres vías que confluían en un punto; allí se encontraban viajeros, soldados, comerciantes de paso...... y, dada la que acontecían en la confluencia de esas tres vías derivó la expresión “trivial”. Dice el diccionario: “Que carece de importancia, interés o novedad”. Sin embargo, lo trivial cubre un lugar importantísimo en las interacciones humanas: en la mesa familiar y en la TV, en Internet y en una salida de paseo, en las llamadas telefónicas y en múltiples elecciones cotidianas...
Pero hay quienes vivencian la trivialidad como si fuera una obligada dieta en base a comida sin sabor, color ni aroma. Mastican las conversaciones superficiales como un vegetariano masticaría una hamburguesa-chatarra... Y es que lo trivial, SALVO QUE SIRVA COMO PUENTE TRANSITORIO HACIA UN CONTACTO MÁS RICO, resulta en algo que el poeta José Larralde dijo tan bien: “Pero es más soledad todavía / la soledad de dos en compañía”.
Sin embargo, la paradoja es que, para adaptarse, quien rechaza lo trivial procura civilizadamente “comunicarse” en ese plano... pero inmediatamente se INTRO-VIERTE (se vierte hacia adentro), muchas veces sin llegar nunca a descubrir que LA PERSONA CON QUIEN INTERACTUABA ESTÁ EN LA MISMA CIRCUNSTANCIA: necesitando un CONTACTO PROFUNDO, una COMUNICACIÓN DE ESENCIA A ESENCIA. Cuántas veces advertimos que quienes nos rodean TAMBIÉN TIENEN SU ZONA DE PROFUNDIDAD, pero hasta determinado momento no la habíamos explorado, ni habíamos dejado que el otro nos explore a nosotros! Nos pasa hasta con quienes conocemos desde hace años!
Si sabemos crear la circunstancia comunicacional apropiada, la actitud adecuada, lo trivial puede ser UNA PUERTA HACIA LO PROFUNDO; es vital, en ese sentido, NO CERRARSE, NO AISLARSE... y NO PREJUZGAR, pues en la persona que se nos muestra como más llana, más corriente, podemos encontrar tesoros inimaginables, historias reveladoras, rasgos admirables... “HAMBRE DE CONTACTO”, le llamó Ken Wilber. Exploremos la realidad para alimentarnos aquí y allá: veremos más gente interesante de lo que la actitud de encierro nos hubiera permitido conocer. Sé que no siempre es fácil, y a veces no es posible. Sin embargo... nos animamos a intentarlo?
© Virginia Gawel
www.centrotranspersonal.com.ar
En Facebook: http://www.facebook.com/
Pero hay quienes vivencian la trivialidad como si fuera una obligada dieta en base a comida sin sabor, color ni aroma. Mastican las conversaciones superficiales como un vegetariano masticaría una hamburguesa-chatarra... Y es que lo trivial, SALVO QUE SIRVA COMO PUENTE TRANSITORIO HACIA UN CONTACTO MÁS RICO, resulta en algo que el poeta José Larralde dijo tan bien: “Pero es más soledad todavía / la soledad de dos en compañía”.
Sin embargo, la paradoja es que, para adaptarse, quien rechaza lo trivial procura civilizadamente “comunicarse” en ese plano... pero inmediatamente se INTRO-VIERTE (se vierte hacia adentro), muchas veces sin llegar nunca a descubrir que LA PERSONA CON QUIEN INTERACTUABA ESTÁ EN LA MISMA CIRCUNSTANCIA: necesitando un CONTACTO PROFUNDO, una COMUNICACIÓN DE ESENCIA A ESENCIA. Cuántas veces advertimos que quienes nos rodean TAMBIÉN TIENEN SU ZONA DE PROFUNDIDAD, pero hasta determinado momento no la habíamos explorado, ni habíamos dejado que el otro nos explore a nosotros! Nos pasa hasta con quienes conocemos desde hace años!
Si sabemos crear la circunstancia comunicacional apropiada, la actitud adecuada, lo trivial puede ser UNA PUERTA HACIA LO PROFUNDO; es vital, en ese sentido, NO CERRARSE, NO AISLARSE... y NO PREJUZGAR, pues en la persona que se nos muestra como más llana, más corriente, podemos encontrar tesoros inimaginables, historias reveladoras, rasgos admirables... “HAMBRE DE CONTACTO”, le llamó Ken Wilber. Exploremos la realidad para alimentarnos aquí y allá: veremos más gente interesante de lo que la actitud de encierro nos hubiera permitido conocer. Sé que no siempre es fácil, y a veces no es posible. Sin embargo... nos animamos a intentarlo?
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