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martes, 14 de enero de 2014

Rodrigo Joaquin del Pino- Buenas palabras para el alma.

Hay momentos en nuestras vidas en que es inevitable entregarnos al dolor que emerge de la mente, y sentir ese tormento emocional que parece quebrarnos. Parece que ninguna distracción ni pensamiento puede tapar ese dolor. Y es que justamente, ese dolor emerge para templar el alma y volvernos más reales, para que aprendamos a darle el valor necesario a la vida, y aprovechar el tiempo divino de nuestros cuerpos para amar desde la inocencia y la alegría. Tender nuestros brazos y comprender las benditas razones para ofrecernos a cada momento. En verdad cuando sufrimos simplemente queremos tener razón, sentir que alguna de nuestras ilusiones mentales (muerte, abandono, enfermedad corporal) tienen algún sentido. Así pues, ¿le damos la razón al ego o a Dios dentro de nuestra mente?

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