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domingo, 26 de enero de 2014

Rodrigo Joaquin del Pino (Rama)

¿Cómo domar una mente que está desbocada por el ego?

Tal como se doma un caballo. Al ir el susurrador hacia el corazón del caballo, obtiene el servicio de su cuerpo. De la misma manera, si vamos hacia nuestro corazón, la mente se vuelve servicial y se recupera nuevamente todo.

No hace falta control, rebenque, fuerza ni golpes. Al reconocer nuestro propio miedo, contactamos de inmediato la inocencia del animal, la cual es revivida fácilmente con caricias y susurros.

Más tarde, el susurrador que ha conquistado su mente cabalga seguro hacia Dios.

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