Nadie puede PROVOCAR (forzar) el advenimiento de una epifanía. Como se dice, "El Espíritu sopla cuando y donde quiere". Sin embargo, podemos practicar la DISPONIBILIDAD hacia la Vida, poniendo nuestro corazón a su servicio, como si hiciéramos un nido para una paloma mensajera que quiere reposar dentro nuestro, pues su mensaje es, justamente, para nosotros.
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