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miércoles, 7 de mayo de 2014

Palabras de OtroYo...Pilmaiquen Mlikota

“Aprender a Esperar”

A menudo recorro la idea de que cada persona viene a la vida con determinadas misiones.
No puedo asegurar de qué clase de misión se trata, pero sospecho que algunas tienen que ver con aprender algo que no aprendimos antes.
Con saldar ciertas cuentas con nuestra sabiduría.
Con volver a recorrer caminos que quedaron inconclusos, inciertos o inútiles en nuestro paso anterior.
Es necesario definir primero, que creo profundamente que nuestras almas tienen mucha mas edad que nuestros cuerpos y que son ellas quienes nos impulsan a volver a transitar la vida todas las veces necesarias hasta haber aprendido todo lo que teníamos que aprender.
Claro está, que si sospecho que una de las misiones tiene que ver con aprender algo, otra tiene que ver con enseñar algo.
Porque no existe la una sin la otra y porque en cada movimiento propio, provocamos movimientos en otr@s y en las cosas que nos rodean y también, viceversa.
Estoy, en esta etapa, transitando la idea de que una de mis misiones es “aprender a esperar”, y este aprendizaje tiene muchos matices entre los cuales me debato sobre qué es lo bueno de la espera y lo que no.
Aprendo a domar mi ansiedad hasta el punto en que ésta, de a ratos, desaparece por completo.
No es que la obligo a esperar, es que muchas veces cuando el objetivo es claro, ella se duerme, no necesita hacerse presente y no necesita represión.
Sencillamente, no está.
Puedo esperar mil horas muertas un bus; puedo esperar kilómetros por el abrazo preciso; puedo esperar años hasta que una canción madure y esté lista para salir a la luz.
Sigo esperando el amor, y no me preocupa su tardanza,
Puedo esperar todo el desierto si el objetivo es el mar, y no muero de sed.
Aprendo a esperar las cosas ciertas, los lazos profundos, los minutos felices aunque el transitar se llene de obstáculos; sobre todo puedo esperar con mucha sabiduría si el horizonte es el elegido.
No tengo dudas de que las cosas se van a concretar y por eso, las espero.
Eso sí, esta espera, siempre es activa!
No soy de las personas que esperan sentadas que las cosas le pasen!..
Busco, y busco mucho, y sigo buscando mientras espero que todo se vaya concretando.
Ahora nace el costado difícil.
Hay cosas que tengo que “aprender a esperar”.
Tengo que aprender a esperar que hay situaciones que se van de las manos.
Tengo que aprender a esperar que hay personas que tienen miedo y que quizás aun no encontraron su misión.
Tengo que aprender a esperar la decepción y el juego sucio.
Sucede que hago las cosas sin esperar “nada” a cambio.
Ese “nada”, es lo que aun no he aprendido de la “espera”!
Espero la bondad de las personas y nunca el recelo.
Espero la búsqueda cierta y desenfadada y no el engaño.
Espero toda la oscuridad si se dirige a la luz, pero no, la falta de coraje.
No espero nunca la palabra vacía ni el silencio envenenado.
No aprendí todavía a esperar la mentira, ni la rabia ni, la mezquindad..
Y son cosas que varias veces se me han presentado intentando arrebatar la inocencia pero como es algo que aun no he aprendido, lo olvido, y vuelve a suceder.
Pregunta que nace entonces: ¿tengo que aprender a esperar por lo bueno y por lo malo? o ¿mejor seria en ciertas situaciones aprender a no esperar?...
Si sólo esta misión me lleva tanto tiempo, no puedo siquiera sospechar las vidas que necesito para aprender todo lo necesario.




Gracias Pil!!!


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