Querido ego, gracias por tu aprendizaje que durante un tiempo me dio las herramientas para ver este mundo como mi hogar. Me diste los pensamientos que formaron mi mundo con el propósito de sobrevivir para destacar sobre aquellos que son de mi “especie”. Además, me acompañaste siempre en mi momentos de dolor y odio ofreciéndome soluciones para alejar a las personas de mi vida y así mantenerme en paz.
Pero en en el tema de la paz debo confesarte que nunca la pude obtener de ti. Es por eso que me despido porque hoy he elegido a un Maestro que conoce de PAZ verdadera. Estoy seguro que te has dado cuenta que desde hace tiempo dejo de poner atención a tus sugerencias y recuerdos que llevas a mi consciencia. Pero esto es así porque llegue a un momento crucial en mi vida, descubrí que quiero y puedo vivir feliz todos los días porque mi Maestro me ha instruido en el verdadero hogar donde vivo: Dios.
Se que por un momento más seguirás invitándome a ver las cosas a tu manera, pero yo haré menos caso cada vez . Ya mi camino es irrevocable: voy a Dios recordándolo en mi corazón. Tu me aseguraste la paz después de la muerte, pero mi Maestro me lleva a la vida ahora mismo. Y yo quiero vivir. Quiero la visión de mi Maestro.
Me despido de tí querido ego bendiciéndote y deseando que tu deshacimiento sea lo menos doloroso posible. Desde este lado me encuentro en paz verdadera.
Con todo mi amor
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