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domingo, 16 de febrero de 2014

Extracto del libro Orfandad sobre la SOLEDAD


−¿Por qué antes no podía meditar? Cuando recién llegué a este lugar mi mente divagaba y cualquier ruido me sacaba de concentración, pero apenas han pasado tres semanas y ya puedo enfocarme sin dificultad.
−Todo depende de la escala de valores que se tenga en la vida −respondió el paciente maestro−. Cuando recién se inicia la práctica de medicación, cualquier ruido suele... recordarte a ese mundo externo que deseas, el cual, seguramente, has puesto en primer lugar dentro de tu escala de valores; por lo tanto te obliga a distraer tu atención hacia aquello de tu mayor preferencia. Por el contrario, cuando te haces mejor amigo tuyo y te complace estar en tu morada interior, cualquier ruido ajeno amenazaría con distraerte de aquel «paraíso interior» que haz encontrado; por lo tanto decides comenzar a ignorarlo. También hay que entender que el espíritu individual suele ser un entero desconocido para la mente racional, y generalmente no nos gusta quedarnos a solas con un desconocido… Esto explica por qué compulsivamente nos refugiamos en el ruido o buscamos compañía en cuanto nos quedamos a solas con nuestro Ser profundo: la razón se debe a que simplemente no somos buenos amigos de nosotros mismos...

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