Todos los días nos bombardean situaciones que nos conectan directamente con la rabia, la indignación, la impotencia. Y son sentimientos intensos, como si la propia supervivencia estuviera en juego, a punto de salir desde dentro una explosión que muchas veces trata de decir: ¡Basta ya! Cuando esta tensión queda dentro nuestro, no nos hace bien. Pero si la sacamos, tiene que ser de una manera constructiva, no simplemente un vómito de verborragia agresiva o una violencia que n...o lleva a ninguna parte y que, además, siempre deja todo igual, o peor.
Es importante administrar y canalizar nuestra rabia, pues más allá de lo ocurrido, más allá de que sea algo personal con otros o con otro, somos nosotros quienes lo sentimos, y por lo tanto, es un indicador interno de que algo en nuestra interacción con lo externo no anda bien, que es insuficiente.
Entonces, voy a mover la carga saludablemente;
– saliendo a correr una vuelta a la manzana para quemar esa energía; nadando; golpeando en un almohadón, el colchón, o algo mullido; cualquier forma con la que mi cuerpo pueda descargar esa energía- ese fuego interno.
- soltando el resentimiento cuando viene. No lo voy a alimentar; si no, me vuelvo su prisionero. Entro muy profundo en conexión con la raíz de mi dolor y lo suelto. Ningún reflejo que encuentre en mi entorno está separado de mi; y tengo que liberarlo para descubrir el amor a través de mi propia evolución. Eso no significa que voy a estar de acuerdo con comportamientos violentos ni con el asunto que provoca mi rabia, pero dentro de la dualidad, lo que sí puedo hacer es soltar los juicios
“Las personas son violentas cuando están llenas de miedo; las personas son codiciosas y destructivas cuando están llenas de miedo; las personas critican y juzgan cuando están llenas de miedo. El miedo jamás sabe lo que está haciendo, es completamente ciego. No tiene presencia alguna, solo tiene reacciones y protecciones”.
- Isha
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