Quiero aprender, darme cuenta que merezco todo el amor, porque estoy viva.
Quiero aprender que nadie puede ponerle un precio, incluyendome.
Quiero el coraje de ser yo misma aunque en esa decisión cometa errores o no le caiga bien a un par.
Quiero incluirme en mis decisiones, asi como incluyo a los demas.
Quiero permitirme ponerle los puntos a cualquiera que no haya leido en mis ojos que existen sanos límites.
Quiero respetarme sin excusas para asi ser respetada.
Quiero ser lo suficientemente madura y emocionalmente sobria como para no darle ninguna licencia especial a los afectos para hacer o decir por mi lo que a mi me corresponda decidir y hacer sobre mi vida.
Quiero recordar que amar a otros no es darles parcelas de mi misma con derechos especiales, sino compartir la buena cosecha de lo que haya elegido sembrar en ellas.
Quiero tener presente siempre que soy la única y total responsable de mi Vida. Y por lo tanto la única que tiene la posibilidad de hacer un juicio honesto de intenciones, decisiones y consecuencias.
Y también recordar que eso es así porque soy yo quien la vive, la siente y afronta las consecuencias.
Dejarme ayudar no es darle al otro un vale a cambio de ningún tipo. Lo mismo cuando decido ayudar o dar, es mi decisión, no una transacción. El amor no conoce de deudas.
Quiero para mi el discernimiento de a quién prestar oídos y atención, y a quién decir: No, gracias.
Quiero para mi el valorar mi tiempo y energía, porque sino nadie más lo hará.
Quiero cuidarme de manera completa para no sufrir la presencia de extraños en mi corazón o en mi mente, cuerpo y alma.
Quiero aprender que nadie puede ponerle un precio, incluyendome.
Quiero el coraje de ser yo misma aunque en esa decisión cometa errores o no le caiga bien a un par.
Quiero incluirme en mis decisiones, asi como incluyo a los demas.
Quiero permitirme ponerle los puntos a cualquiera que no haya leido en mis ojos que existen sanos límites.
Quiero respetarme sin excusas para asi ser respetada.
Quiero ser lo suficientemente madura y emocionalmente sobria como para no darle ninguna licencia especial a los afectos para hacer o decir por mi lo que a mi me corresponda decidir y hacer sobre mi vida.
Quiero recordar que amar a otros no es darles parcelas de mi misma con derechos especiales, sino compartir la buena cosecha de lo que haya elegido sembrar en ellas.
Quiero tener presente siempre que soy la única y total responsable de mi Vida. Y por lo tanto la única que tiene la posibilidad de hacer un juicio honesto de intenciones, decisiones y consecuencias.
Y también recordar que eso es así porque soy yo quien la vive, la siente y afronta las consecuencias.
Dejarme ayudar no es darle al otro un vale a cambio de ningún tipo. Lo mismo cuando decido ayudar o dar, es mi decisión, no una transacción. El amor no conoce de deudas.
Quiero para mi el discernimiento de a quién prestar oídos y atención, y a quién decir: No, gracias.
Quiero para mi el valorar mi tiempo y energía, porque sino nadie más lo hará.
Quiero cuidarme de manera completa para no sufrir la presencia de extraños en mi corazón o en mi mente, cuerpo y alma.
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